Durante el siglo XX la expresión artística abrió camino a través de nuevos medios, lenguajes, materiales, significados. La búsqueda de novedad, sin embargo, no aleja al arte de una de sus misiones originales: la reflexión acerca del sentido de la existencia humana y de los mundos de lo visible y lo invisible. Uno de los enigmas que ha inquietado al ser humano desde la antigüedad es su relación con la naturaleza. El arte contemporáneo, a través del Land art, se adentra en esta antigua preocupación humana.

En la década de los setenta del siglo XX hubo varios artistas, en especial norteamericanos y europeos, que comenzaron a elaborar obras de arte a partir del medio natural. A esta corriente artística contemporánea se le llamó Land art (arte-Tierra) porque sus creaciones usan el paisaje como soporte (o tal vez deberiamos hablar de escenario) o materia prima de la obra. El principio fundamental del Land art es alterar, con un sentido artístico, la superficie de la Tierra. Muchas de estas obras tienen proporciones monumentales y la mayoría se realizan y ubican en sitios remotos, lejos de la mirada del espectador: en la ribera de un lago, en un escarpado paisaje rocoso, en una isla, en un campo abierto al pie de las montañas, en el bosque.

La mayoría del Land art es efímero, no sobrevive el paso del tiempo, pues desaparece debido a la erosión del terreno, la lluvia, las mareas o porque el propio artista desarma su obra una vez cumplido su propósito. Muy pocas personas pueden observar directamente el Land art y sus obras quedan completamente fuera del circuito comercial; sólo llegan a ser conocidas por el público a través de registros fotográficos y fílmicos, mapas o dibujos que se exponen en museos y galerías, o se venden a coleccionistas privados. Esto provoca que el Land art permanezca dependiente del museo o galería para darse a conocer, a pesar de la decisión del artista de rechazar los espacios institucionales, cerrados o privados.

El Land art se inspira en la arquitectura antigua o los sitios sagrados del pasado más remoto, como son los monolitos o cuadrantes solares prehistóricos del tipo de Stonehenge, tumbas egipcias, montículos funerarios precolombinos, altares o marcas rituales a cielo abierto. Como en el arte primitivo, los diseños del Land art usan un mínimo de elementos expresivos y parten de trazos primarios: línea recta, zigzag, círculo, cuadrado, espiral, cruz. A través de la simplicidad, los artistas del Land art exponen reflexiones profundas, sobre la relación entre el ser humano y la Naturaleza, entre el mundo trascendente y el mundo natural. La mayoría de las obras del Land art transmiten un sentido místico o misterioso.

Algunos artístas y obras

Quizá el más reconocido de los artistas del Land art sea el inglés Richard Long, que trabaja tanto directamente en el medio natural como fuera de él. Para sus creaciones «interiores», Long acarrea materiales naturales a los espacios cerrados de museos y galerías e instala allí su obra, generalmente consistente en un sencillo diseño colocado sobre el suelo. Por ejemplo, para Georgia South Carolina Wyoming Circle, usó piedras de colores provenientes de cuatro Estados distintos de Estados Unidos. A través de los distintos elementos que escoge -piedras, maderas, ramas, tierras, Long intenta evocar el espíritu de un determinado sitio geográfico.

Durante su proceso creativo, el artista registra fotográficamente las intervenciones que practica en el orden natural, donde va dejando rastros de su paso (hace marcas en la tierra, mueve de lugar piedras, algas, palos o lo que encuentre), con lo cual expresa ideas acerca del tiempo, del movimiento, del espacio y de la «huella» del ser humano sobre el planeta. Asimismo, dibuja mapas de las largas caminatas que realiza para llegar a cada lugar (que pone de actualidad la cultura paisajística inglesa del siglo XVIII mediante su afición a los paseos y excursiones en el campo en solitario) y diseña diagramas de su obra para que pueda trasladarse a otro lado si fuera necesario.

Otro artista reconocido del Land art es Andy Goldsworthy, quien interviene de manera muy sutil en los escenarios naturales. Cubre rocas con colores naturales o con materiales a la mano, y descubre imágenes artísticas a partir de los efectos lumínicos que se dan naturalmente en el paisaje. Con sus obras o las fotografías de ellas, Goldsworthy transmite la idea de que hay una comunión trascendente entre la naturaleza y el espectador que ha sido invitado a ver el fenómeno artístico en ella. Este tipo de obras atrae el interés de grupos ecologistas, que reconocen el respeto del artista por el orden natural y por la belleza que existe en la naturaleza. Las obras de Goldsworthy regresan eventualmente a ser parte del paisaje natural.

El artista de Land art con mayor fama mundial es el búlgaro-norteamericano Christo. Al lado de su esposa Jeanne-Claude, Christo realiza proyectos muy ambiciosos y espectaculares para los cuales tiene que movilizar a cientos de voluntarios, convencer a ecologistas, obtener millones de dólares de financiamiento y conseguir complicados permisos por parte de autoridades locales y nacionales, así como de los propietarios de las zonas que interviene. Además se asesora de expertos en flora y fauna para no afectar la naturaleza.

Christo actúa en escenarios urbanos y naturales (la foto corresponde a una de sus intrevenciones). Se le conoce especialmente por sus «envolturas» gigantes, tanto de edificios históricos (como el Reichstag en Alemania), escenarios naturales, como por las islas rodeadas de miles de metros de tela rosa, en la Bahia Biscayne, Florida. Las imágenes que logra Christo con sus intervenciones en el paisaje son muy agradables, las islas que rodeó de tela rosa parecían lirios de agua flotando en el mar, y su inmensa valla de tela de nylon que recorría varios kilómetros en California parecía una interpretación moderna de la muralla china. Christo cree que una buena parte del logro artístico de su obra es el gran esfuerzo comunitario que logra congregar, lo cual transmite la fe del artista en el ser humano, fe que transforma el paisaje.

Otro artista, Walter de Maria, creó una escultura permanente en un amplio campo abierto al lado de las montañas de Nuevo México. Su obra Lightning filed (Campo de rayos), construida entre 1971 y 1977, consiste en 400 postes de acero inoxidable dispuestos en un esquema rectangular, cuya función es atraer los rayos que se generan durante las tormentas eléctricas que abundan en la región. Lighting field involucra la tierra y el cielo pero no interviene en ninguno. Muy pocas personas han visto Lightning field en plena actividad, pero hay registros fotográficos que dan testimonio de los efectos de este trabajo que celebra el poder y el esplendor visual del fenómeno natural.

Otros nombres interesantes son el alemán Ulrich Rückriem, el británico David Nash, el iraní Siah Armajani, el portugués Alberto Carneiro o el español Fernando Casás, que junto a Richard Long tienen obras artísticas en la provincia de Huesca pertenecientes al interesante itinerario que el CDAN (Centro de Arte y Naturaleza) de la ciudad de Huesca despliega sobre la provincia en diferentes localizaciones.

Más Info sobre el CDAN: http://www.cdan.es

kirkeby_paint

El CDAN abre al público el próximo 26 de junio la muestra del artista danés Per Kirkeby, quien, además, fue invitado para realizar la séptima intervención artística de la colección Arte y Naturaleza. Su obra Plan se inaugura en esta localidad pirenaica el sábado 27.

Per Kirkeby (Copenhague, 1938) es un artista de reconocido prestigio internacional, cuya obra se ha podido contemplar en los museos más importantes del mundo desde los años 80, como es el caso de la Tate Modern de Londres donde tiene una exposición actualmente.

Los motivos que aparecen tanto en su escultura como en su pintura siempre proceden de la naturaleza o de la cultura entendida como el resultado de la actividad humana. Todos ellos están tratados desde la consciencia del artista de que en realidad la naturaleza también es artificial al realizarse la visión de la misma a través del filtro del bagaje cultural del que la contempla.

Como pintor ha venido ocupando un lugar destacado en el arte europeo a partir de mediados de la década de los ochenta, cuando su pintura alcanzó la madurez y empezó a ser considerado uno de los más genuinos representantes de la aparición de una nueva pintura que tuvo lugar en aquellos años. La obra de Per Kirkeby no se puede encasillar en un único género, pues parece como si los dibujos a tiza trazados sobre las pizarras que se mostrarán en la exposición del CDAN, hubieran sido realizados por un artista diferente del que ha diseñado la escultura construida en Plan, en el valle de Chistau.

El interés por el modelado y por la escultura le viene a Per Kirkeby de su admiración por la obra de Auguste Rodin. Tal vez lo que le interesó del escultor francés es la manera como deja indefinidas las figuras, ese «non finito» que obliga al espectador a realizar el esfuerzo de completar en su imaginación las formas que sólo han sido insinuadas. Esta expresividad podrá contemplarse a través de las maquetas de la exposición, que permiten más una insinuación que una concreción de volúmenes. En el año 1973 decide realizar esculturas con un material poco habitual: el ladrillo. De esta manera, inicia en Ikast (Jutlandia) una serie de obras de arte público y apariencia arquitectónica que, animadas de una potente intencionalidad, ha diseminado por toda la geografía europea.